...so let it be written

Hace casi un año la Carola me había regalado un libro que había difundido previamente por internet como imperdible: “So let it be witten” de Mark Eglington quien se encargó de realizar entrevistas y recopilar información para escribir una biografía del frontman de Metallica, don James Alan Hetfield, incluyendo textos y opiniones de próceres como Chuck Billy y Alex Skolnick de Testament o Charlie Benante de Anthrax. Para ponerlos en perspectiva, creo que uno de los momentos más emocionantes que he vivido en un concierto fue el año 2010 en el Club Hípico, cuando muy cerca de la reja de cancha (VIP, o sea…) se escuchan los acordes finales de “The Ecstasy Of Gold”, y tras las sombras aparece don James Hetfield con su guitarra escupiendo el riff maravilloso de “Creeping Death”. Juro por mi colección de discos que para mi fue impresionante ver a un ídolo de la adolescencia a un par de metros, tantas veces viendo el ‘Live Shit: Binge & Purge’ no me habían preparado para ese momento.


No obstante lo anterior, mi pésimo hábito de lector influyó en que me demorara casi un año en leerlo, pero aproveché que tuve unos días en Constitución y lo usé como lectura de vacaciones. Al terminarlo, me quedé con la sensación de que más que un libro sobre James Hetfield, es la historia de Metallica, matizando con algunas vivencias del rubio vocalista. Ahora, gran parte de los hechos los conocía, mal que mal llevo 22 años admirando a la banda de San Francisco, pero siempre es bueno refrescar algo la memoria. Acá unos apuntes respecto a cosas que me llamaron la atención:

  • Los comienzos duros, siendo duramente golpeado por la separación de sus padres y la muerte temprana de su madre, debido a las creencias religiosas que le evitaban recibir atención médica (su creencia le hacía esperar intervención divina, no humana) lo que le hizo aferrarse más a la idea de que alguna vez sería una estrella de rock como sus ídolos Steven Tyler y Joe Perry de Aerosmith (lo que me ratifica la importancia de los bostonianos en la escena rock americana de fines de los 70’s y principios de los 80’s)
  • La relación inicial con Lars Ulrich, quien no le convencía como baterista, pero que gracias a su porfía y contactos logró engancharlo, hasta que formaron el corazón de Metallica. En múltiples pasajes se muestra como el ímpetu de Ulrich podía más que su talento, dedicando jornadas al ensayo e insistir en que tenían una banda cuando eran dos, más las canciones de secundaria de Hetfield (“Hit The Lights” fue una de las primeras cosas que Hetfield escribió)
  • El bullying sostenido que tuvo que soportar Jason Newsted, el cual fue usado como chivo expiatorio de la frustración que todos sentían por la partida de Cliff Burton, pero que se vio especialmente focalizada por Hetfield. El hecho que no se escuche el bajo en ‘... And justice for all’ se le atañe en gran medida a que Hetfield no se involucrara en la mezcla y al ego desmedido de Lars por esos años. Interesante también entender que fue el principal artífice de la salida del bajista el año 2001, indicando que nada podía ser tan importante como para quitarle atención a Metallica, entendiendo que las colaboraciones de Newsted eran cada vez más ignoradas por el dueto Hetfield / Ulrich.
  • Claramente el sonido y la temática de ‘St. Anger’ está influenciado por el estado de ánimo y el periodo de rehabilitación a su adicción al alcohol, en el fondo, como cabeza de banda hizo que el resto de los músicos no encontraran un rumbo claro para armar un disco como se debe… ahí se reafirma el nivel de liderazgo que tiene este hombre dentro de The Four Horsemen.

Algunas cosas que no me gustaron:

  • Que no haya profundizado en el problema con Dave Mustaine, creo que ahí había algo que nos podría haber gustado a los los fans, más allá de las adicciones que tenía el colorín a principios de los ochenta. Hay demasiadas leyendas urbanas circulando que se podrían haber aclarado dentro de estas páginas.
  • La insistencia en la timidez y lo silencioso que se muestra “el protagonista” con todos sus interlocutores, y que cuando lo conocen bien, pasa a ser un tipo divertido, se repite mucho la situación a lo largo de los 18 capítulos.
  • No se ahonda mucho en que lo hizo entrar a rehabilitación, momento clave al inicio de siglo para la banda y claramente en la vida futura de James.

Finalmente, el hecho de estar leyendo este libro me hizo re-escuchar algunos discos (no, ‘St. Anger’ no!) por lo que le encontré algunos matices diferentes a discos comúnmente identificados como mediocres, como ‘Reload’ (“Prince Charming” encuentro que es un muy buen tema) y encontrar argumentos para seguir defendiendo a brazo partido a apuestas como ‘Load’.

PD.- De camino a Santiago, me vi un documental en Netflix llamado “Hired Gun” que muestra testimonios de músicos de sesión y de acompañamiento, donde entrevistan a Jason Newsted. El amor que demuestra ese hombre al hablar de su entrada en Metallica me hace aun sentir más cariño por su época en la banda. Cliff será irremplazable, Robert Trujillo es un excelente bajista, pero Jason era más como uno, uno que salió de abajo para llegar a una de las mejores bandas de la historia, para romper tímpanos dejando el alma arriba del escenario… 

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